jueves, 31 de julio de 2008



SOY ¡DON!

De feo y negro semblante,
adorador empedernido del vino y desafiante del agua
cuando salpica por la calle. Tremendista
y atrevido volador sobre el trapecio del orgullo.
No te estimas ¡sí, señor!, pero que no te digan
¡vamos, tú!; que te señalen de ¡Don!
Eres guasa en los toros, en el circo payaso
y en tu casa conejillo y ratón.
Pero.... Gritas ufano en el casino, en la plaza,
¡señores!, en mi casa mando yo.
Eres mentira en los labios, voz que resbala.
Te gusta vivir del tino de mi tierra callada
y no te asusta ni extraña que te llamen cobarde,
basura, mal nacido o canalla..
Tu filosofía ¡la fiesta! Tu traje ¡vago de España!
Tus pies, ronca simiente y tu sombrero...
...pluma de cana.
¡Triste traición a mi pobre España!

jueves, 10 de julio de 2008

No hay celebración sin versos,
Ni versos sin corazón,
No hay mares sin agua y cielo
Ni horizontes sin tu amor.
Veinte estrellas iluminan
El paso de dos amantes,
Veinte espejos reflejan
Dos vidas, dos diamantes
Que van puliendo aristas
Con amor y comprobando
Que el calor hace caminos
Caminando juntos los dos.
Felicidades, amor

Juan Manuel, 2003

martes, 8 de julio de 2008

MI PUEBLO

Eco misterioso que se lleva el viento.
Horizonte abierto a una esperanza,
a una risa, a un intento de buscar un algo
escondido en el abismo que se abre
entre los cerros que contemplan, mudos,
los misterios en sus sueños.
En el fondo del abismo, mi pueblo.
Con sus hombres encorvados
sobre el arado, despiertos; casas solariegas y un cementerio.
Sus viejos en la plaza
al calor de sus recuerdos; los niños correteando
para alcanzar sus anhelos.
Las mujeres, en sus casas, al cuidado del puchero.
Una iglesia derruida con un Jesús siempre dentro,
solitario, recogido, siempre despierto
y un cura, aún jovenzuelo, que lo cuida y lo deja,
lo coge y lo toma en sus brazos. Un claustro desolado.
El recuerdo de un convento que fue vida y alegría,
ahora silencioso y muerto,
donde sólo algún pájaro,
que vagabundo se pierde en sus sueños,
rompe con su vuelo el silencio.
Unos muros cenicientos, un jardín desolado
y un ciprés en el medio.
También tiene un tonto mi pueblo.
Con su reir indefenso contempla
embelesado a los niños en sus juegos.
También hay un muerto, Antonio, el barrendero,
que quiso gozar lejos, muy lejos, él solo de sus sueños.
Y nos dejó para siempre, a los niños,
a los hombres, las mujeres y los viejos.
Así es mi pueblo, con sus niños, sus mujeres,
sus hombres, sus recuerdos.
Las calles empedradas. Unas veces
con sus ruidos de animales con cencerros
y en las noches con su adorado silencio.
Sus casas, unas blancas y otras sucias
por el paso de los tiempos, por el aire,
por la lluvia, por el frío del invierno.
Con su iglesia derruída,
con su tonto y con su muerto. Así es mi pueblo.


Juan Manuel
¿ POR QUÉ LO HARÍA?


Mi primer verso una oración, una elegía

por un castaño que se hundió conmigo

en la noche espantosa y fría ¡sin dolor!

Soledad del corredor, galería hacia el pasado

del cantor a la verdad ¡ corazón de melodía !

Barrera contra el ciclón. Caíste por una brisa

que sin quererlo sopló cuando no debía.

Destrozó mi rincón. ¿ Por qué lo haría ?


Juan Manuel

lunes, 7 de julio de 2008

Arca de mis sueños

Naciste un día y en el aire

ya silbaba el viento ¡Madre!

Creciste deprisa y el arroyo cantaba

su canción llena de vida,

como la sangre que brota viva de la herida

que se abre...

...y su eco seguía arrullando tu silencio

¡Madre!

Y llegó el día y te coronaste con el fino manto

de fe, de amor y dolor callado

que Dios hizo con suave mano.

Sí, Madre, yo quiero cantarte

porque tú eres todo, porque eres aire

y yo fui paja que tú mimaste;

Lluvia fresca y yo hoja seca

que reverdeció en tu regazo.

Porque me saciaste de ternura mientras

en la noche tus lágrimas ahogaban

la amargura del mañana.

Sí ¡Madre! Yo quiero contarte mis sueños,

no puede guardarlos mi arca -es tan pequeña

y tan nada sin ti-.

Sí ¡Madre!, envuelve con tus caricias

mis palabras que son sombra, fondo

de la nada... y es tan hondo tu nombre...

tan sencilla tu mirada-llave sincera

que me guarda-.

Sí ¡Madre! yo quiero cantarte porque eres...

...bueno, nadie sabe lo que eres,

Nadie que no sea Madre.




Juan Manuel